El anónimo
se pierde,
en cruz,
urgente prisa
que causa,
el círculo.
Un virus,
de sombra,
en los ojos
felices,
que no ven,
y quieren
el olvido de vivir.
Acompaña la
noche,
tu nombre
hueco,
jamás triunfará,
el confuso
de soledad.
Lo que ha
sido,
tristemente será,
se diluye
el amor en verso,
después del
desnudo.
Convertimos
sin mentiras tus refugios,
y hay pacto
de silencio, de ceguera,
de hermosura,
de confianza, de furia,
de ciudad,
de llegada y partida, de tragedia,
de sol, de
labios, de sexo, de armonía,
de pasión,
de habla, de piel,
de últimos,
de hijos, de alcohol,
de fondo,
de porvenir, de peligro,
de fragmentos,
de leyenda, de fiesta,
de público,
de tránsito, de lógica,
de muertes,
de pájaros, de nunca,
de insomnio,
de costumbre, de letargo,
de viento,
de infierno, de hoteles,
de maquina,
de paredes, de mariposas,
de luces,
de sábados, de tango,
de cielo,
de sombra, de escritura,
de últimos,
de abismo, de fin.
Por criminales,
de deseo
roto,
y algún
laberinto,
que
entristece, así.
Ninguna tristeza
ayuda al miedo,
exacta respuesta
de fe tu boca,
donde vuela
la carne que no respira,
del otro
cuerpo sólo queda error.
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